Nuestra naturaleza nos empuja a la impaciencia; estamos inclinamos a querer que las cosas salgan a nuestro modo y al instante. Desafortunadamente, la paciencia siempre está muy cerca de abandonarnos, debemos tomar nuestro coraje en ambas manos para no caer en la frustración, amargura o desesperación.
No es específico para musulmanes, judíos, cristianos o budistas; esto es intrínseco a la naturaleza humana.
Cómo cultivar la paciencia y hacer que la paz fluya
1. Intentemos examinarnos a nosotros mismos y ver cuán imperfectos somos.
Hacemos tanto alboroto por pequeñas cosas que debería hacernos reír. Poner las cosas en perspectiva es una forma de vencer nuestra impaciencia.
Si damos un paso atrás en nuestra conciencia, podemos ver todo lo que pudimos lograr porque fuimos pacientes y que cosas no logramos debido a nuestra impaciencia.
Los más sabios entre nosotros practican la humildad y esto les ayuda a abrazar la paciencia.
En nuestro hogar y en nuestra familia, el amor es el secreto que genera paciencia.
2. ¿Qué debemos hacer en circunstancias más severas?
Enfrentar una enfermedad o enfrentar la pérdida de un ser querido nunca es fácil, necesitamos la luz de la fe.
La luz de la fe no nos hace olvidar nuestros sufrimientos, sino la fe,
“como una lámpara, guía nuestros pasos en la noche y esto es suficiente para caminar” – Papa Francisco
El Todopoderoso nos sostiene con paciencia y esperanza. No olvidemos que incluso en las circunstancias más desafiantes, él está ahí para nosotros.