CAMINAMOS SOBRE NUESTRAS CABEZAS

Es impresionante cómo todo lo que nos enseñan de niños, independientemente de nuestra fe, parece haber desaparecido.
 
No se debe mentir, pero se celebra a los mentirosos.
 
No se debe robar, pero se elogia a los delincuentes por ser personas inteligentes.
 
Se debe respetar al prójimo, pero matar se ha normalizado como algo cotidiano, como la violencia con armas de fuego y las guerras interminables.
 
La empatía es un bien escaso.
 
Además, creer en Dios como lo hacemos en las religiones abrahámicas es ahora motivo de burla, mientras que se aclama el ateísmo.
 
El ejemplo más reciente fue la parodia despreciable del cristianismo en la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de París, cuando era el momento de celebrar pacíficamente la unidad mundial.
 
¿Dónde se está hundiendo nuestro hermoso mundo? ¿Qué estamos transmitiendo a las generaciones futuras?
 
Es hora de tomar el toro por los cuernos y dejar de caminar sobre nuestras cabezas.
 
Nosotros, los creyentes, especialmente los de las religiones abrahámicas, budistas e hindúes, personas de buena voluntad, debemos mantenernos firmes y pacientes pero decididos a recuperar nuestros valores y revertir la situación.
 
Es nuestro deber transmitir un mundo mejor a las nuevas generaciones.

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